Como adelantamos, el término hámster tiene origen germánico. De hecho, proviene de la palabra alemana hamstern, que significa “almacenar”. Este término define a la perfección una particularidad del hámster, ya que esconde la comida en las bolsas de sus mejillas para guardarla hasta depositarla en su madriguera.
Aunque los hámsteres son sencillos de cuidar y relativamente pacíficos, morderán si se sienten asustados o sorprendidos. Es una mascota que duerme de día, así que pretender acariciarlo durante ese horario garantiza un pequeño mordisco de disgusto.
La vista no es una de las grandes cualidades de estos pequeños roedores. De hecho, los hámsteres tienen muy mala vista y se orientan segregando un olor fácilmente identificable. Los hámsteres encuentran su camino al restregarse contra los objetos dejando un rastro de olor que les ayudará a volver a su madriguera.
Como buenos roedores, los dientes son una parte muy importante para los hámsteres. Los dientes de los hamster crecen continuamente, por lo que roer madera, alimentos duros o palitos les ayudará a mantenerlo cortos y evitar que se dañen al tenerlos demasiado largos.
Haciendo uso de una de sus peculiaridades, si el hámster hembra siente que sus crías puedan correr peligro las pondrá en las bolsas de su boca y las trasladará a un lugar seguro. De este modo, el abazón no solo es útil para trasladar comida, sino para mantener a la familia a salvo.
Otra de las curiosidades de los hámsteres, especialmente de los hámsteres que viven en libertad, es que pueden mantener su cuerpo frío bajo tierra incluso en los ambientes más calientes.